sábado, 16 de agosto de 2008

Premoniciones de la niñez


Cuando tenía seis o siete años me gustaba jugar con mi prima a las bodas. Cogíamos una cortina vieja, o una sábana, o un trozo de tela cualquiera y nos disfrazábamos de novia y novio. Lo mejor, era ser la novia, para ella era la tela, claro. -Una vez cada una- Cuando me tocaba ser la novia siempre acababa enfadada con mi prima- ¡No, así no, tu no sabes! ¿por qué no sabes hacer de novio?¿no ves cómo yo lo hago?- Y acababa siendo el novio otra vez, a ver si mi prima aprendía. Con tan poca edad ya sabía perfectamente como quería que un hombre me tratara.
Pasaron los años, me enamoré varias veces, o eso creí, tuve alguna experiencia, pero cuando tu llegaste, por primera vez pensé- si, así es, éste es, este es mi hombre, así es como yo soñaba desde niña que se tenía que comportar"el novio". Y fué una sensación maravillosa, la certeza de que no me equivocaba, era como si toda la vida te hubiera esperado, como si por fin llegara a casa y pudiera descansar feliz.

No se de quién es la culpa, quizá a mi también se me ha olvidado como debe comportarse "la novia". Pero echo tanto de menos esa verdad absoluta que es estar enamorados. Echo de menos al novio y la novia, al hecho de que no existe nada más afuera de su mundo. Echo de menos sentirme lo más importante , saber que soy lo más importante, que me demuestren que soy lo más importante. Suena horrorosamente egoista, pero es lo que quiero.

Si volviéramos a querernos así....Demasiadas veces me sorprendo pensando - no, así no......

No hay comentarios: